Antes de empezar este camino, fui maestra jardinera durante varios años —un rol que me enseñó mucho sobre el amor por lo simple, por lo hecho con paciencia y con las manos.

 

En plena pandemia, dejé de trabajar y decidí probar algo que siempre me había atraído: la cerámica. Hice un curso online, y desde el primer día sentí que había encontrado algo muy mío. Empecé a hacer piezas en casa, y casi sin darme cuenta, las personas que me rodeaban comenzaron a interesarse, a comprarme, a alentarme. Así nació Pochi, con mucha intuición, amor y barro.

 

Hoy en día, Pochi es mi taller, mi ritual, mi trabajo y mi manera de compartir lo que me hace bien. Me inspira el arte, lo cotidiano, lo suave, lo real. Me emocionan las tazas que acompañan un café, los platos que sostienen una comida casera, los objetos que hacen que la rutina se sienta un poquito más linda.

 

Gracias por estar acá. Por apoyar lo hecho a mano, lo lento, lo imperfecto.

Cada pieza que ves está hecha por mí, con cariño, con dedicación y con muchas ganas de que llegue a alguien que la elija como parte de su día.

 

Bienvenida al mundo Pochi